Estimados y estimadas participantes del programa,

Para esta semana empezamos un nuevo módulo de cursos. Como saben, este semestre hemos diseñado el curriculum a partir de distintas citas de "El Principito", y para este nuevo módulo tenemos una muy especial:

“Es una cuestión de disciplina, - me decía más tarde el Principito -. Cuando por la mañana uno termina de arreglarse, hay que hacer cuidadosamente la limpieza del planeta.” 

Definitivamente para el principito era fácil limpiar y cuidar de su planeta, era tan pequeño que en un día -con facilidad- podía darle varias vueltas. Sin embargo, el planeta en que nosotros vivimos es un mucho más grande y complejo. Las dinámicas que lo definen en muchas ocasiones parecen salirse de nuestro control. Y los riesgos y amenazas se salen de las manos de los Estados. Por ejemplo, según cifras de Greenpeace, a pesar que Colombia contribuye en un 0.2% al fenómeno del calentamiento global, el país es altamente vulnerable a los efectos del mismo: "Casi la totalidad de los nevados y glaciares desaparecerían completamente, así como el 75% de los páramos.".  A menos que en los próximos años haya una reducción drástica en la emisión de gases invernaderos a nivel mundial, los efectos serán irreversibles. 

¿Qué es lo que nos ha llevado a que abusemos de los recursos que el planeta -nuestro hogar- nos ofrece? ¿Estamos conscientes de estos procesos? En este curso conoceremos una visión alternativa de los recursos naturales, una visión donde los recursos y la naturaleza tienen significados diferentes a los que nuestra sociedad les ha dado. Luego, tendremos la oportunidad de calcular cuantos litro de agua consumimos y en qué actividades lo hacemos. 

El agua es un recurso vital para la vida, lo ha sido siempre, y los pueblos indígenas que habitaron estas tierras lo supieron, el significado que le dieron a ella dio paso a la consolidación de una cosmovisión donde la tierra, al igual que una madre, dio a vida a sus hijos. El fragmento que compartimos a continuación es un mito guambiano, uno de tantos que se entreteje en el patrimonio cultural de nuestro país. 

"Decimos con frecuencia que somos agua, porque agua es casi la totalidad de nuestro organismo. Pero mejor deberíamos decir que “somos agua que piensa”." Joaquín Araujo, AGUA, Lunwerg Editores, España, 2007

"La alta montaña fue un espacio mitológico, donde cada cerro, valle o laguna constituía la morada de un personaje de los tiempos cosmogónicos, bajo la profunda identidad de la tierra como Madre Universal. Las lagunas próximas a los ventisqueros simbolizaban las mansiones acuáticas de personajes femeninos, las hijas de la Madre" (Gónzalez, La cultura del agua) Relatos como este, y el mito guambiano que acaban de leer abundan en las tradiciones indígenas. De esta relación profunda, sagrada entre el ser y la naturaleza, resultaba el reconocimiento del agua como fuente vida y vida misma.

Bien señala González Posso en "La Cultura del Agua" que todas las tradiciones culturales encuentran una relación sagrada con este elemento, y nuestra sociedad no es la excepción. A pesar de esto, en la actualidad los procesos de desarrollo industrial y agrícola han puesto en jaque las fuentes de agua. Frente al calentamiento global los páramos -tesoros de la humanidad- se han convertido en ecosistemas al borde de la desaparición. En este escenario ¿Que es lo que nos lleva como sociedad a poner en riesgo nuestro habitat? Si para los pueblos indígenas la naturaleza, y el agua son sinónimos de "sagrado" y de ahí desarrollan un conjunto de prácticas que tienen como eje su cuidado y respeto ¿Que es lo que la naturaleza significa para nosotros que nos lleva a consumirla y depredarla? 

En la sección de enlaces  encontrarán un video sobre la importancia de los páramos y una actividad de la Universidad de Los Andes sobre el consumo del agua. Una vez los hayan visto los invitamos a que pasen a nuestra sección de ejercicios   donde les hemos preparado un par de preguntas que giran entorno a este importante tema.